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OPINIÓN | Pedro Páramo

  • Foto del escritor: Josué Cinéfago
    Josué Cinéfago
  • 10 nov 2024
  • 4 Min. de lectura

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El Plato Fuerte

"Como cacique, no repara en costos y gastos de casting, vestuario y producción, con tal de “dar” vida y reencarnar una nueva adaptación cinematográfica"

Vine a Netflix a buscar a un tal Pedro Páramo. Juan Preciado (resucitado Tenoch Huerta) viaja a Comala en busca de su padre. Casi perdido entre un pueblo vacío, murmullos y recuerdos, iremos enterándonos de la vida, algunas alegrías y bastantes desdichas de los habitantes de ese pueblo, donde lo único certero es la muerte.


El debutante director de cine y multipremiado cinematógrafo mexicano Rodrigo Prieto, se adentra con su cámara, lente y un guion de Mateo Gil, a los confines de la novela nacional por antonomasia, y como cacique, no repara en costos y gastos de casting, vestuario y producción, con tal de “dar” vida y reencarnar una nueva adaptación cinematográfica de ésta, para muchos prescindible, y para otros tantos, justa y necesaria en los tiempos de hoy. “Es la adaptación de mi generación”, señala R. Prieto.


Con una novela tan inadaptable, pareciera que Prieto se mete en camisa de once varas, pero no tanto: respeta la estructura no lineal de la novela, se atiene a los tiempos narrativos de la misma, que une por medio de flash backs; usa los mismos e insuperables diálogos de la novela, aunque omite muchos más, a veces mal actuados; y respeta los personajes en casi todo sentido (al menos los que incluye). Aun así, graba todo con una cierta ortodoxia y estática solemnidad, sólo aventurando alguno que otro plano interesante: como el alma que seduce a Preciado y vuela sobre él. Aunque mexicano, la mirada de Prieto se siente hollywoodense.



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Sabedor de la obra y del género, Prieto genera suspenso con elementos del cine de terror: una cámara que flota, close up marcados, personajes fantasmagóricos, efectos visuales que resaltan la sensación de no saber qué es real, qué no, lo cual conservan la esencia de desasosiego en la novela, donde se pueden escuchar y ver cosas que quizá no están ahí.


Se agradece a Rodrigo Prieto su habilidad técnica para revivir del olvido una pieza literaria tan emblemática. Se agradecen detalles como la lluvia de estrellas la noche que murió Miguel Páramo, o al padre Rentería en cuerpo y alma de Roberto Sosa, enfatizando su muerte en vida. No se diga la gran elección y desempeño de Héctor Kotsifakis como Fulgor Sedano, de Dolores Heredia como Eduviges y de Giovanna Zacarías como la fiel Dorotea. Pero quien queda a deber es Ilse Salas, en su papel de Susana San Juan, pues, aun con la secuencia más propositiva de la cinta (su cuerpo y el mar en banco y negro), no logra dibujar del todo la característica locura de amor de ésta por Florencio, lo único contra lo que Don Pedro nunca pudo.


El Postre

"Vea Pedro Páramo de Rodrigo Prieto, relea la novela de Juan Rulfo, revise la versión de Carlos Velo"

La palabra páramo se refiere a tierras llanas y poco altas, también a matorrales y pastizales en zonas cubiertas por nubosidad, así como a campo desierto, raso y descubierto a todos los vientos; y a un lugar frío y desamparado. Y qué es la obra de Rulfo sino todo eso, qué es Comala sino todo lo anterior.



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Pedro Páramo, película de Carlos Velo de 1967, refleja todo eso, y pese a estar grabada hace 57 años, es no sólo una buena adaptación, sino quizá la guía que sirvió a Rodrigo Prieto, pues él mismo reconoce haberla revisado. Esta versión no sólo es fiel a los diálogos (unos más, otros menos), sino que amplía la gama de personajes, aunque revuelve y reduce otros, logra dibujar las conexiones entre penas, propias y ajenas, y si no es porque en la época no se contaba con mejores elementos técnicos para filmar, pese a la fotografía de Gabriel Figueroa, quizá cuenta con los escenarios más cercanos a la novela, como con neblina, humo, o no sé qué…


Esta adaptación también respeta la estructura no lineal, mejora algunas escenas (como la de la fiesta), logrando amalgamar tantas historias en una sola. Aquí el Padre Rentería es menor, Ignacio López Tarso como Fulgor por momentos es magistral; pero sobre todo, nos presenta quizá a la más fidedigna Susana San Juan, encarnada por Pilar Pellicer. Y con un final, aunque muy parecido al de Rodrigo Prieto, es quizá, mejor resuelto.


Al final la vida es corta, un simple recuerdo, y “no existe recuerdo por intenso que sea que no se apague”. No vale malgastarla en decir cuál es mejor o pior. Vea Pedro Páramo de Rodrigo Prieto, relea la novela de Juan Rulfo, revise la versión de Carlos Velo, al fin y al cabo, todos los caminos llevan a Comala, al fin y al cabo, todos somos hijos de Pedro Páramo.

 

 

Pedro Páramo (2024) de Guillermo Prieto se puede ver en la plataforma Netlfix.



Pedro Páramo (1967) de Carlos Velo, se puede ver en YouTube.






Josué Cinéfago


Josué Cinéfago: El que tiene el hábito de comer y devorar cine. Espectador que practica la crítica de cine desde 2017. ‘Hasta no ver no creer’.



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