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OPINIÓN| La Sustancia

  • Foto del escritor: Josué Cinéfago
    Josué Cinéfago
  • 3 nov 2024
  • 2 Min. de lectura

Aunque la historia cae en el terreno de lo fantástico, poco a poco se va tornando delirante y literalmente monstruosa, algo que al espectador le puede resultar repugnante, pero al mismo tiempo morbosamente atractivo.


Terror corporal televisado. La veterana instructora de aerobics y estrella de TV Elizabeth Sparkle(portentosa Demi Moore), pese a su todavía gran atractivo, justo el día de su cumpleaños oye que será sustituida por alguien más joven y atractiva (“La gente siempre pide algo nuevo”). Desmoralizada, la vuelen candidata óptima para la sustancia, que hará que surja literal de su espina dorsal, una renovada versión corporal de ella: Sue (imponente Margaret Qualley). Hay reglas estrictas para mantener el equilibrio, pero la versión más joven se verá seducida por la fama y la gloria, olvidando la regla principal: “Tú eres una. No puedes escapar de ti misma”.

 

Aunque la historia cae en el terreno de lo fantástico, poco a poco se va tornando delirante y literalmente monstruosa, algo que al espectador le puede resultar repugnante, pero al mismo tiempo morbosamente atractivo. La Sustancia (2024) de Coralie Fargeat echa mano de referencias como La Mosca (1986), El despertar del diablo (1981), Carrie (1976), La mancha voraz (1988), El retrato de Dorian Gray (1890), et al., y las echa a una licuadora para presentar una audaz y corrosiva sátira sobre el modelo televisivo y publicitario que han vuelto de cierta “perfección física” y juvenil, un culto tiránico donde el cuerpo parece ser lo más importante pero también, lo más desechable, y donde las imperfecciones físicas y el olvido de los demás, se vuelven la peor pesadilla.  

 

La cinta contrapone en elementos visuales la descomposición del personaje: tanto Elizabeth como Sue se desenvuelven en escenarios perfectos de televisión y un departamento de ensueño, y es justo en estos donde presenciamos su debacle físico y mental, motivados por un factor: la soledad. Todo esto, aderezado de ciertas dosis cómicas y de horror corporal llevado hasta el exceso, pero de las que, dado el avance de la cinta, el espectador ya muy difícilmente puede escapar; lo que la vuelven una experiencia visual delirante y frenética a la que nadie puede quedar indiferente.

 

La Sustancia es para muchos la película del año, y quizá sí, por el gran fenómeno taquillero que ha representado, pero sin duda es sí o sí, la mejor interpretación de Demi Moore, quien dada su biografía no había mejor actriz para el papel; y quien nos recuerda que aún hoy en día hay un terror real a quedar devaluados o ignorados mientras más viejos seamos, y preguntarnos: “¿Alguna vez haz soñado con una mejor versión de ti?”.

 

Se puede ver en Cinépolis, Cinemex y en la plataforma MUBI.

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