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CINE | Cien años de soledad

  • Foto del escritor: Josué Cinéfago
    Josué Cinéfago
  • 22 dic 2024
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 22 dic 2024

⋆ ⋆ ⋆ ⋆ ½ (sobre 5) No se la pierda.


Este año Netflix decidió lanzar adaptaciones de dos grandes obras literarias latinoamericanas y mundiales: Pedro Páramo de 1955 (de la que ya se habló en este espacio), y Cien años de Soledad, la gran obra del realismo mágico. Los gritos hasta el cielo y los golpes de pecho no se han hecho esperar, señalando dicha empresa como un sacrilegio.


Desde su publicación en 1967 hasta el año de su muerte en 2014, el mismo García Márquez (Gabo) afirmaba que su libro era imposible de llevar a la pantalla, y que incluso (pese a ser cinéfilo) iba contra el lenguaje del cine, y que en dado caso se necesitarían 100 horas de metraje.


Gabriel García Márquez | Cien años de soledad

Los intentos por adaptar la obra de García Márquez al cine son varios: El coronel no tiene quien le escriba (1999), El amor en tiempos del cólera (2007), Del amor y otros demonios (2009) o Memoria de mis putas tristes (2011), esfuerzos fílmicos contemporáneos que hicieron lo mejor posible en su momento, porque desde 2011, ya no se diga 1999, a la fecha, el cine ya no es el mismo, en pleno 2024 cuenta con otros recursos y son otras sus reglas, a veces dictadas por el streaming, que al igual que José Arcadio Buendía el día que conoció a Melquiades, cambió nuestras vidas para siempre, con sus inventos e invenciones. Conocimiento hecho magia.


Cien años de soledad de Netflix cuenta con un primer acierto, la producción es latinoamericana-colombiana (faltaba menos), es decir, lejos del canon gringo hollywoodense, supervisada por los propios hijos del autor con Rodrigo García a la cabeza quien ha dado el visto bueno (para descanso de las buenas conciencias). Y si bien no se necesitó de una película de 100 horas, el formato serie, tan en boga hoy en día, ha dividido la obra en 2 temporadas de 8 capítulos, ideal para los ya clásicos maratones de fin de semana.


Rodrigo García | Cien años de soledad

A diferencia de la adaptación de Pedro Páramo donde la película respeta la estructura no lineal de la novela, la de Cien años de soledad prescinde de su narrativa no lineal para volverse cronológica, y contarnos de forma sucesiva la fundación, crecimiento, reproducción, perversión y muerte del famoso Macondo, mezclando, al igual que la novela, elementos de realidad y fantasía sin que se sientan impostados o artificiosos.


Eso sí, la serie abre de la única manera posible que era posible, y que es otro gran acierto, con el emblemático inicio de la novela: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota que su padre lo llevó a conocer el hielo”. A partir de ahí, la historia de los Buendía se dividirá en 8 primeros grandes capítulos:


Cien años de soledad

Macondo, que nos muestra cómo el fantasma de Prudencio Aguilar y el miedo de Úrsula (potente Marleyda Soto) de tener de hijos con cola de cerdo (tras derrotado el cinturón de castidad), los lleva a conquistar territorios hostiles y fundar un nuevo hogar.


En Es como un temblor de tierra, Aureliano comienza a tener sus visiones, y su hermano José Arcadio es cimbrado por una mujer. Aquí cabe resaltar, que al igual que la novela, la serie mantiene el erotismo de la misma, exaltando la libido sexual de los personajes, cada uno a su manera, pero sin caer en la ramplonería y lo soez. En este capítulo José Arcadio Buendía se obsesiona con la alquimia, y Úrsula trata de mantener su familia con sus famosos animalitos de caramelo; cosa que es muy autobiográfica de Gabo, pues él mismo confesó que mientras él escribía esta novela, su esposa Mercedes, hizo de todo para mantener a su familia.


El tercer capítulo, Un daguerrotipo de Dios, nos cuenta la famosa gran peste del insomnio, narrada muy bien y con un gran plano secuencia. Melquiades reaparece con la cámara fotográfica (daguerrotipos), símbolo de la memoria, identidad y conexión con el pasado. Y aparece la gran Rebeca con su talego de huesos (símbolo del pasado que arrastramos con nosotros), quien competirá con Amaranta por la atención de Prieto (símbolo de la modernidad que nos seduce o impresiona, o no).


El castaño es quizá el episodio más conmovedor, y en específico la escena donde José Arcadio entra en la locura, es amarrado al árbol y comienza a hablar en latín, y vemos como Úrsula sufre profundamente por él. También vemos cómo llega el primer corregidor a Macondo, y cómo un pueblo que no sabía nada ni le interesaba la política, comienza a pervertirse por ideas políticas.


Cien años de soledad

El episodio 5, Remedios Moscote, es enternecedor, y el más evidente de cómo la serie crea su propio realismo mágico (véase la escena inicial de la bañera). Pero también es un capítulo potente, pues vemos cómo la tosquedad de José Arcadio (símbolo del hijo prodigo, pero no aceptado), se entrelaza con la fragilidad, sensualidad y determinación de Rebeca.


Ya el episodio 6 y 7, El coronel Aureliano y Arcadio y el paraíso liberal, desarrollan estas dos caras de gobierno (¿un mal necesario?) que han marcado la historia de América Latina: el liberalismo y el conservadurismo, la dictadura y la revolución, el ejército y los caudillos. En duopolio donde siempre el pueblo pone los muertos.


Y ya en el capítulo 8, Tantas flores cayeron del cielo, vemos el primer ocaso de esta estirpe, y sobre todo de su patriarca. Y es que la escena de las flores que tapizan los suelos de Macondo, dan prueba de la gran producción que hay detrás de esta serie, pues lejos de los efectos visuales digitales, apuestan por una puesta en escena con sets, utilería y vestuario prácticos y casi artesanales, un esfuerzo tan descomunal como la fundación del propio Macondo.


Cien años de soledad

Obvio que hay omisiones en la adaptación respecto a la novela, e incluso algunas otras licencias narrativas, tan variados como válidos, pues ayudan a fortalecer la narrativa de la historia; pero sin duda es quizá la mejor adaptación que se podría esperar de una novela como Cien años de soledad, respetuosa, propositiva, potente, con un aura propia, y con un río de imágenes que al igual que el libro, estimulan, construyen y reconstruyen nuestro imaginario colectivo de cómo habíamos leído y pensado Macondo y a los Buendía.


El lenguaje del cine y la literatura son distintos, pero dinámicos, y en este caso el lenguaje cinematográfico hace un gran homenaje a la riqueza del lenguaje escrito, y mejor aún, respetando el español, y con actores y actrices colombianos. Era natural que Gabo pensara inadaptable su obra cumbre, pero revise cualquier vídeo del detrás de cámaras, y podrá ver la gran epopeya que fue llevar a cabo esta serie, que, al igual Úrsula y José Arcadio, literalmente crean Macondo. Hay un gran conocimiento de la obra, y se nota, hay un profundo estudio del contexto de Colombia que abarca 100 años, tal y como García Márquez quizá hizo, tal y como a Gabo le hubiera gustado.


Pero no importa, su obra, al igual que los pergaminos de Melquiades, ya no le pertenecen, están ahí sólo para quien decida darse a la tarea de leerlos e interpretarlos, y en este caso, el tío Netflix, tuvo “la virtud de no existir sino en el momento oportuno” y respetar este “pacto honrado con la soledad”.


Se puede ver en la plataforma Netflix.



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