OPINIÓN| Madres autónomas
- Claudia Galguera
- 17 jun 2024
- 3 Min. de lectura
Si bien ha habido grandes avances en materia legislativa para castigar a quienes abandonan a madres e infantes sin ningún apoyo económico, aún hay mucho camino por delante.

El pasado domingo celebramos el Día del Padre, un día en el que se reconoce a quienes ejercen responsablemente su paternidad, sin embargo aunque el festejo es nacional, el número de hombres que verdaderamente son padres, es reducido, en cambio las madres autónomas superan esta cifra muy por encima. Es decir, hay madres muy padres que también deberían festejarlas el tercer domingo de cada junio.
Para poner en contexto, de acuerdo con cifras del INEGI –cuarto trimestre de 2023–, tres de cada diez mujeres en México que reportan ser madres también son jefas de hogar, es decir, 11.5 millones. Eso significa que, en todo el país, tres de cada diez hogares son encabezados por ellas. Pero ¿cuándo nace el concepto de “madres solteras”?
El concepto “madre soltera” tiene sus orígenes en la conquista, cuando en ese tiempo, la legislación española estipulaba solo dos clasificaciones en torno a los nacimientos. Por un lado, estaban los llamados hijos legítimos, nacidos dentro del matrimonio; y por otro, los ilegítimos, los cuales se sub-clasificaban como: naturales cuando eran de mujer soltera “a quien el hombre tenía como amiga”.
Este término ha evolucionado y en la actualidad se le denomina madres autónomas o madres de crianza unitaria.
Pero el concepto es amplísimo, puesto que hay una diversidad de escenarios en donde se entiende el rol de una madre autónoma:
1. El padre, casado o soltero, está ausente de la crianza de sus hijos.
2. La mujer, casada o soltera, no recibe apoyo económico, emocional y afectivo del padre de sus hijos.
3. Una mujer, casada o soltera, tiene triple jornada laboral: trabajo fuera de casa (remunerado), trabajo dentro de casa (por lo general, no remunerado) y crianza de sus hijos.
4. El padre, separado o soltero, es deudor alimentario o condiciona la pensión de sus hijos para que la mujer regrese con él.
5. El padre vive en unión libre, ejerce diversos tipos de violencia (física emocional, sexual o económica) y la mujer, junto con sus hijos, decide abandonarlo y criar en autonomía, entre otros.
Por lo que no es igual el ser una madre autónoma a una madre divorciada, separada o viuda, es decir sin la presencia en su vida de una pareja, ya que la paternidad responsable nada tiene que ver con el vínculo afectivo con la madre; la paternidad responsable se asume cuando el padre es una figura presente en la vida de sus hijos, afectiva, emocional y económicamente.
La pregunta ahora es, ¿cuántos padres festejados verdaderamente evaluaron su responsabilidad para con sus hijas e hijos?, ¿entendemos el verdadero valor de la presencia de los padres en su vida?, ¿seguiremos construyendo un país en donde 3 de cada 10 madres resuelven la vida solas la gran mayoría de las veces, porque el padre no se interesó en asumir su responsabilidad?, son cuestionamientos que nos permitirán analizar verdaderamente el papel que tienen hombres y mujeres en la crianza de sus hijas e hijos para entender que seguimos viviendo contextos de mucha desigualdad.
Contextos, que deberán cambiar a partir de diferentes factores donde los tres niveles de gobierno tendrán que establecer mecanismos que permitan a más hombres ejercer su paternidad libre de prejuicios y estereotipos y con mucha responsabilidad.
Si bien ha habido grandes avances en materia legislativa para castigar a quienes abandonan a madres e infantes sin ningún apoyo económico, aún hay mucho camino por delante, nos toca estar pendientes a lo que nuestros gobiernos recientemente electos planteen para la protección de las madres autónomas que están solas y que deberían celebrar su día 2 veces al año.
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