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OPINIÓN| El cambio es lo de hoy

  • Foto del escritor: Alex Hernández
    Alex Hernández
  • 3 jul 2024
  • 3 Min. de lectura

La reforma al poder judicial hoy atraviesa su discusión más algida desde ser propuesta por el ejecutivo nacional. Queda claro que los foros abiertos han venido a darle un poco más de interés a un tema que parecía ser de un nicho tecnócrata.

La palabra cambio no había significado tanto en nuestro país como en este último sexenio que está a punto de culminar.


Las decenas de modificaciones hechas desde la normativa hasta la comunicación, han hecho que hoy la percepción de transformación, no solo recupere electores, sino que supere los del 2018.

Y claro está, si la dinámica de un “nuevo” sistema se está dando ¿por qué no tendría que incluirse la justicia de nuestro país?


La reforma al poder judicial hoy atraviesa su discusión más algida desde ser propuesta por el ejecutivo nacional. Queda claro que los foros abiertos han venido a darle un poco más de interés a un tema que parecía ser de un nicho tecnócrata.


Sin embargo, y a pesar del constante debate sobre si deben o no cambiarse la reglas del juego en el poder judicial, el marcador parece favorecer en poco o nada para aquellos que defienden a capa y espada el sistema que hoy coexiste en el poder judicial, haciendo que los argumentos sobre la entrada a la corrupción, la pérdida de los valores tradicionales de justicia e incluso la sombra de un posible autoritarismo, terminen valiendo poco para la ciudadanía y para aquellos que han arropado el discurso presidencial con tal de defender algo que incluso ni ellos mismos entienden.


En vez de defender el sistema como lo conocemos, un sistema que dicho sea de paso es deficiente, corrupto e insuficiente -no lo digo yo, lo muestran las cifras de justicia en este país- deberían de entender que en plena temporada de la construcción de un segundo piso de la “Cuarta Transformación” -el cual fue respaldado por la mayoría de los votantes en este país-, es necesario sumarse a la ola de “CAMBIO”.

El problema de aquellos defensores del actual status quo judicial es que aún no han entendido que esto rebasa por mucho la lógica y coherencia democrática. Aunque pareciera que con el simple hecho de explicar los riesgos que puede traer a nuestra vida ciudadana, una modificación de tal magnitud, sería más que suficiente, las y los protectores de ministros y magistrados olvidan la regla de oro en este sexenio: el cambio es lo de hoy.


En vez de defender el sistema como lo conocemos, un sistema que dicho sea de paso es deficiente, corrupto e insuficiente -no lo digo yo, lo muestran las cifras de justicia en este país- deberían de entender que en plena temporada de la construcción de un segundo piso de la “Cuarta Transformación” -el cual fue respaldado por la mayoría de los votantes en este país-, es necesario sumarse a la ola de “CAMBIO”. Trabajar desde sus trincheras en un nuevo discurso propositivo, que traiga consigo aires de variación a lo que ya existe, hará que los decepcionados con un sistema judicial que carece de resultados, puedan preguntarse si lo que la mayoría propone, en verdad es lo mejor para el país.


Defender el sistema fallido deja de ser una buena estrategia cuando la mayoría de mexicanas y mexicanos están convencidos que hasta la fecha no ha funcionado. Bien diría aquella famosa frase: “Locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes”. Y mientras los que cada vez se vuelven más populares siguen con el discurso -por lo menos con el discurso- de hacer NUEVAS cosas, los teoricos de la infuncionalidad, se quedan fuera de “onda” intentando defender lo tradicional, lo convencional… lo mismo.


Cambiar o morir, nunca había tenido más sentido para Norma Piña, Javier Laynez y todos aquellos que terca y egocéntricamente intentan defender al poder jundicial con un “como estamos es lo mejor para el país”, cuando se sabe que “como estamos” dejó de ser una opción viable, sobre todo cuando existe un poder que dice “hagamos las cosas diferentes”, no sabemos si mejor o peor, pero sí diferentes.

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